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Baelo Claudia. Termas
Fuentes, aljibes, estanques, baños y acueductos, Romano
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Baelo Claudia. Termas. Ladrum o pileta de termasBaelo Claudia. Termas. Baelo Claudia. Termas.
Baelo Claudia. Termas. Plato barniz negro, siglo I a.C. Museo de Baelo ClaudiaBaelo Claudia. Termas. Llave de bronce. Siglos I-II d.C. Museo de Baelo ClaudiaBaelo Claudia. Termas. Fragmento de terra sigillata africana con inscripción cristiana. Siglo V d.C. Museo de Baelo Claudia
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  • Termas romanas de la ciudad de Baelo Claudia.
  • Si partimos de la base de que no se ha excavado la zona comprendida al norte del decumanus del teatro, justo detrás de los templos del Capitolio, en cuya superficie aparecen sillares que denotan la existencia de un monumento público importante, nos vemos obligados a considerar por el momento como los únicos baños de Baelo aquellos que se sitúan en el extremo occidental y al norte del decumanus maximus, en el área delimitada a su vez por el cardo n. 1 y la muralla.
  • Las salas termales aparecen dispuestas en hilera, alineadas de sur a norte y partiendo de la sala más fría a la de más calor.
  • Esto obligaba a los bañistas, una vez hubiesen pasado de las salas de menor a mayor calor, a volver sobre sus pasos.
  • Tal distribución es común en este tipo de edificios y, sobre todo, en los de dimensiones reducidas.
  • En sentido sur-norte, la primera sala era el frigidarium, cuyo enlosado de mármol se conserva sólo en parte.
  • A ambos lados encontramos dos piscinas: una, al este, semicircular, en la entrada; la otra, al oeste, rectangular.
  • A continuación se accedía a una sala de dimensiones pequeñas que podría corresponder al destrictarium (de stringo, arrancar), lugar donde se frotaba con los estrigilos a los bañistas, o al unctorium (de unguo, untar) donde se les untaba con aceite antes de darse el baño caliente, o a ambos a la vez.
  • Seguidamente se pasaba a la sala tibia llamada tepidarium donde se permanecía unos momentos antes de entrar en la sala caliente, la cella soliaris o caldarium (de caleo, calentar). En ella encontramos dos baños: uno, el labrum, que ocupa todo un ábside semicircular a la izquierda de la sala; su agua parece que se calentaba sólo con el aire procedente del hypocaustum (gr. hypókauston, cámara de calefacción); el otro, solium (de sedeo, sentarse), donde el bañista se introducía casi por completo; se distinguen aún restos del poyete que servía de asiento. Por su ubicación tan cercana al hypocaustum, debía contener un agua muy caliente.
  • Resulta curioso observar en el plano la ubicación de los accesos a las distintas salas: unos en el ángulo noroeste y otros en el noreste; como era frecuente en los establecimientos termales, se disponían de manera que evitaran corrientes de aire y que cada sala mantuviera la temperatura adecuada a su función.
  • El praefurnium (sala del horno) presenta un horno hecho con dos muros paralelos de ladrillo. Éstos sustentaban un recipiente de cobre (testudo alvei) que se comunicaba con el solium por un pasaje abovedado.
  • Se conserva en el ángulo suroeste una escalera que conducía al nivel del horno y permitía rellenar de agua el recipiente.
  • El aire caliente que procedía de este horno circulaba por medio de hypocausta y de pequeños vanos abovedados bajo los muros que delimitaban las salas.
  • La razón por la que se hizo necesario recurrir a un hornito suplementario en el ¿destrictarium / unctorium? debió de ser que el aire, cuando llegaba a esta zona, ya estaba bastante frío.
  • El suelo de los hypocausta es de ladrillos, formando la suspensura. Sobre ellos se extiende una espesa capa de mortero que soportaba el último revestimiento, que consistía en placas de mármol en la cella soliaris y mosaico en el tepidarium.
  • Las paredes se calentaban a través de unas pequeñas chimeneas excavadas en la cara interna de los muros que hacían de tiro del horno. A tal fin se levantó un tabique paralelo al muro mediante unos ladrillos especiales.
  • Por último, el techo de las salas se calentaba de la misma manera, lo prueba el hecho de que entre los escombros se han encontrado gran número de ladrillos-dovelas.
  • Se han descubierto también otras estancias cuya identificación resulta difícil por las modificaciones que sufrió el edificio.
  • En el ángulo noroeste parece que hubo una sala de servicio con puerta exterior hacia el suroeste. Esta sala debió de utilizarse como almacén para el combustible, puesto que se comunica con el praefurnium a través de una puerta que da a una escalera, cuyo umbral se ha conservado en su sitio.
  • Hay otra estancia, casi simétrica con la anterior, contigua al frigidarium, cuya función está por determinar. Podría tratarse de unas letrinas, pero no se ve ningún resto de canalización necesaria para tal función. Esta sala tenía dos puertas, una al sur, al vestíbulo, y la otra al oeste, por tanto es más posible que se tratara de un pasillo.
  • Al oeste de las termas tenemos un amplio espacio que llega hasta la muralla. Bien podría ser el lugar sobre el que se alzaba la domus (casa) a la que pertenecerían las termas descritas, bien una palaestra con galería periférica. No sería de extrañar que esta segunda hipótesis fuera la correcta, dado que el espacio existente equivale más o menos al que se da en este tipo de termas con palestra-galería.
  • Conocer con exactitud la época en la que fueron construidas estas termas ofrece dificultades. En un primer momento de las excavaciones se pensó que serían del siglo III d.C., fecha que se desechó porque en esa época en Baelo se produjeron hundimientos y abandono de edificios. Además, al estudiar el aparejo de los muros, se ha visto que son muy parecidos a los del macellum, de construcción no tardía.
  • Actualmente se le asigna como fecha probable el siglo II, quizás en época del emperador Adriano, fecha dada también a los edificios termales de estas mismas características.
  • Otra cuestión que queda por resolver es la aparición de ladrillos con la marca IMP AUG, sobre todo en los de los cuartos de bóveda de los hypocausta. Esta marca se consideraba del Bajo Imperio, pero según P. Sillières aparecen siempre, en los contextos tardíos, en materiales de acarreo, por lo tanto es posible que fueran del siglo II.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
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