Hoy la vemos formando parte de una terraza situada entre las dos grandes escaleras del foro y decorada posiblemente en su tiempo con estatuas de emperadores.
El acceso de los oradores a la tribuna se facilitaba con una pequeña escalinata a cada lado.
En este lugar el carácter político se mezcla con el religioso, porque el orador se hallaba bajo la protección divina, tanto por los templos que tiene a su espalda (Baelo Claudia. Capitolio), como por los sacella (templos de reducidas dimensiones) de los laterales, dedicados probablemente al culto imperial.