Toledo fue amurallada por los romanos, y muchas de sus piedras fueron reutilizadas en muros construidos posteriormente, ya que el perímetro original fue posteriormente triplicado.
El Rey Wamba renovó las fortificaciones romanas, grabando en sus puertas la siguiente inscripción:
Erexit factore, rex inclitus urbem, Wamba suoe celebrem praetendens gentis honorem
Las incripciones fueron destruidas por los musulmanes, y restablecidas en 1575 por el Corregidor Juan Gutierrez Tello.
Los árabes ensancharon la ciudad y las murallas.
Tras la Reconquista, las murallas fueron nuevamente adelantadas en línea exterior y se construyeron nuevas puertas.