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Castillo de Peracense
Castillos y murallas
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Castillo de Peracense. Castillo de Peracense. Castillo de Peracense. Murallas del recinto interior
Castillo de Peracense. Murallas del recinto exteriorCastillo de Peracense. Torreón esquinero del recinto exteriorCastillo de Peracense. Torreón esquinero del recinto exterior
Castillo de Peracense. Murallas del recinto intermedioCastillo de Peracense. MurallasCastillo de Peracense. Murallas
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Castillo de Peracense. Cerámica medieval. Alfareros de Teruel siglo XVCastillo de Peracense. Cerámica medievalCastillo de Peracense. Plano
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  • Se encuentra situado a una altura de unos 1.300 metros sobre el nivel del mar.
  • Tiene tres recintos amurallados concentricos
  • Está hecho totalmente con arenisca rojiza (micáceas del buntsandstein).
  • Llama la atención el sistema de aljibes para recoger el agua de lluvia.
  • Se toma la carretera CM-2112 en dirección a Orihuela del Tremedal, en el cruce antes de entrar en el pueblo se gira a la izquierda dirección Pozondón (18 km.).
  • Antes de entrar en Pozondón se gira a la izquierda hacia Ródenas (9 km.). Una vez en Ródenas existe una indicación en la primera plaza por la que pasamos a la derecha, a unos 2 km. está el castillo.
  • Se asienta sobre una prolongación rocosa de rodeno fuertemente escarpada, que pertenece a la terminación sur de Sierra Menera, junto al cerro de San Ginés.
  • Su cota media es de 1.365 metros sobre el nivel del mar.
  • Esta fortaleza está conformada por tres recintos, que fueron parcialmente picados y modificados para mejorar la defensa.
  • Precisamente esta arenisca (rodeno), en forma de megalitos, mampuestos y sillares asentados con morteros de cal o yeso, es el material principalmente utilizado en la construcción de los muros de esta fortaleza.
  • La madera se empleó en menor medida y siempre en vigas y almojayas.
  • Su carácter de atalaya privilegiada permite enlaces ópticos en enclaves próximos como Monreal del Campo, Bueña, Aguatón, Singra y cerro de San Ginés.
  • Las excavaciones arqueológicas permiten asegurar que el solar del castillo ya se ocupó desde el final de la Edad de Bronce, y el poblado que debió de existir a los pies de su lado sur, desde la Edad de Hierro.
  • Ello fue debido, sin duda, a la riqueza minera de la zona, compatible con la explotación agrícola del cercano valle del Jiloca y con el pastoreo.
  • El castillo se ocupó de nuevo en época islámica (siglos X y XI).
  • A partir de estas fechas la documentación histórica que se posee es muy escasa.
  • En el fuero de Daroca (1142), otorgado por Ramón Berenguer IV, se dispone que «el castillo ganado al enemigo por vecinos de Daroca queda en poder suyo y de su descendencia, mirando siempre por la utilidad del reino y guardando fidelidad al Rey».
  • En 1221 se cita el castillo como límite en el Cartulario de Aliaga.
  • En 1301 se sabe que el castillo es propiedad de Juan Ximénez de Urrea.
  • A su muerte, en 1312 es vendido (transacción que se remata en 1379, según otras fuentes) junto con la cercana Almohaja a la Comunidad de Daroca.
  • Es en esta época de la Edad Media cuando su importancia estratégica se acrecienta por su posición limítrofe entre los reinos de Castilla y Aragón y de los señoríos de Albarracín, Molina y Comunidad de Daroca (precisamente el cerro próximo de San Ginés fue el límite común hasta 1833).
  • Con toda probabilidad, las grandes obras de reforma y ampliación del castillo (que seguramente conllevarían la total construcción del recinto exterior) se realizan a mediados del siglo XIV, con Alfonso IV y Pedro IV.
  • Por ello, el espesor de los muros de este recinto (hasta 3,5 metros) y su configuración responden a la intención no solo de soportar asedios con artillería, sino también de proteger el resto de los lienzos interiores de los disparos desde los altozanos próximos.
  • De esta época se conocen los nombres de los alcaides Gonzalo Fernández de León (1370) y Pedro Martínez (1373).
  • En el siglo XV, según algunas fuentes, existe en el castillo una ceca donde se acuñaba moneda falsa.
  • En el año 1575 es alcaide Lorenzo Mateo, notario de Singra, sexmero, procurador consejero de la Comunidad.
  • La considerable longitud de su cinta muraria exterior indica que su guarnición en tiempo de guerra debió de ser numerosa, y que en su interior se alojaban también tropas de caballería, cuyos animales se alojarían en el recinto exterior o albacara.
  • Una curiosa descripción del armamento y de su lugar de almacenamiento la encontramos en un inventario de 1476 redactado por el notario Juan de Renda con motivo del nombramiento como alcaide de Jaime Perea: «... se pasó a la covacha, tercera puerta entrando a la izquierda, y pasó inventario de las armas y tormentos que había: siete docenas de viratons con plomo, dos docenas de ballestas, dos talegas buenas y un trabuco y una piedra de molino ... ».
  • Junto al cuerpo de guardia, situado a la derecha de la segunda puerta, se conservan restos de las reglas de juegos a base de perforaciones en la roca, que unidos a los dados hallados en las excavaciones ilustran parte de los pasatiempos de los defensores.
  • Con la unificación de los reinos de Castilla y Aragón y la unidad nacional, el castillo va perdiendo su función defensiva y estratégica, y se produce el consiguiente abandono Provocado por el desuso.
  • El imponente muro exterior del castillo (oeste) llama la atención por los dos niveles superpuestos de aspilleras, su potente almenado y sus tres torres, asentadas sobre la roca natural, parcialmente repicada para formar un foso exterior.
  • En el zócalo de la torre situada más al norte se conservan los rejuntados originales más antiguos, y a su derecha (sur), un muro espolón ataluzado para impedir el acceso al lado sur de] recinto, el menos escarpado.
  • En el ángulo sur de este recinto, una gran piedra se incorporó al trazado de la muralla.
  • Entramos al castillo recorriendo una suave rampa sobre el terreno natural ejecutada en el año 1987, que nos permite acceder a la puerta exterior del castillo, cuyos arranques de ambas se conservan in sítu. El resto de la misma es un recrecido.
  • A través de ella accedemos a la albacara o patio de armas exterior.
  • En su ángulo noreste se han reconstruido con su volumen las primitivas cuadras con sus comederos ejecutados en el espesor de los muros.
  • La estructura de madera que sustenta su cubierta se apoya en los mechinales de las antiguas vigas que cubrían estas estancias; el contorno de su planta se apoya en la traza revelada por la excavación arqueológica.
  • Las escaleras de madera que acceden al adarve de la muralla se han hecho en madera tratada.
  • Sobre la base de las escaleras primitivas, en la situada al este de las cuadras, los dos primeros peldaños (los originales) son de piedra.
  • En el extremo oeste de esta albacara observamos, en la base de los muros del recinto intermedio, grandes bloques de piedra (megalitos), cuya ejecución obedece a la etapa ibérica de ocupación del solar del castillo.
  • A sus pies afloran sobre el terreno los estratos horizontales de piedra de rodeno utilizados como cantera para la extracción de discos utilizados como ruedas de molino.
  • En el quiebro de la muralla se aprecia el ejarje de los muros, que se aseguraban el enlace con una torre de esquina desaparecida, cuya base se ha ejecutado en 1998.
  • En su extremo sur, una esbelta torre atalaya enlaza el recinto exterior con el intermedio.
  • Antes de pasar la segunda puerta dejamos a su derecha, al oeste, una torre de sillería que albergaba el cuerpo de guardia.
  • El portillo de acceso, rematado por un arco apuntado con las gorroneras de las puertas originales, nos lleva al interior, que se cubre con bóveda apuntada, con una buhedera en su clave, y una escalera de sillería interior de peldaños y dinteles monolíticos que nos conduce a la azotea.
  • Esta torre alza los andadores y caminos de ronda del recinto intermedio.
  • Protegida por el quiebro de la muralla, en su día existieron unas estancias -con toda seguridad destinadas al alojamiento de los defensores del castillo- de las que nos quedaban la forma de su cubierta y su traza, datos que han servido para reconstruir un espacio cerrado en doble altura.
  • En su interior se exponen las piezas y los datos de interés que sobre el castillo se han obtenido.
  • En el extremo oeste de este cuerpo se observa la fábrica original y los restos de una antigua cocina adosada al interior de la muralla.
  • En el extremo sudeste quedan los restos de un cementerio, una antigua capilla, una torre-cárcel o torre-almacén; y en la cota interior, una poterna que servía de salida excusada y de comunicación con el poblado que debió de existir a los pies del castillo.
  • La fachada, de magnífica sillería, en la que se conservan marcas de cantero en algunas piezas, se apoya sobre una gran roca, en la que se aprecian los mechinales de un antiguo cadalso.
  • A su puerta, cobijada por un soberbio arquito apuntado, se accedía a través de un puente levadizo que se apoyaba en su exterior sobre un andador de sillería macizo al que se accedía por escalones, ocultos hasta realizar la excavación arqueológica.
  • Sobre esta puerta, un matacán, del que se conservaban sus dos canes de apoyo a la altura de la azotea, mejoraba su defensa.
  • A partir de esta puerta, una escalera excavada en la roca natural, con enjades laterales para un rastrillo, nos conduce al recinto alto del castillo.
  • La primera estancia a la izquierda, hoy cubierta, es la covacha, que servía como arsenal, mencionada en la noticia histórica.
  • De esta plataforma arrancan dos escaleras. Una de ellas, al oeste, nos conduce en dos tramos al andador de la falsa torre del Homenaje; la otra, situada al este, en cuyo lado sur quedan restos de una plataforma-mirador de época carlista, nos conduce al último reducto o vivienda del alcaide.
  • A este último espacio se accede por un arquito de medio punto, en su interior, a la izquierda (sur), queda la base de un aljibe y de la escala que accedía a la última azotea; a la derecha (norte), unas estancias cubiertas con estructuras de madera y teja curva. En el interior de una de ellas quedan restos del antiguo horno (descubierto con la excavación arqueológica).
  • Por último, y a través de un arquito apuntado recrecido, se accede a las dos últimas estancias, con bóvedas apuntadas de sillería, que forman ángulo recto entre sí. En la situada al nordeste se conserva el primitivo hogar.
  • Es ya en el extremo este donde se configuran una terraza con cisterna y una azotea de lajas de piedra sobre bóvedas, con un canal central con gárgola en su extremo este que recogía las aguas pluviales, conduciéndolas a la cisterna de la terraza situada más abajo.
  • En el lado sur de este recinto está la mayor cisterna del castillo. Excavada en la roca, estuvo en su día cubierta con una bóveda apuntada (cuyas dovelas aparecieron en el fondo). A ella confluyen varios canales de recogida superficial de aguas pluviales.
  • Precisamente en el apoyo sobre la roca de la muralla de esta área, y a ambos lados de ella, se aprecian en la roca los «hitos» de su replanteo, a base de pequeñas concavidades en la roca cada 60-100 centímetros, de unos 5 centímetros de diámetro y similar profundidad. También se conservan pocetas de diferentes diámetros, cuyo uso no nos es del todo conocido.
  • Un aspecto singular del castillo es su sistema de captación de aguas fluviales, formado a base de canalillos ejecutados en la roca natural, que conducen las aguas recogidas+ a cisternas y aljibes excavados en la roca (uno de ellos de más de cinco metros de profundidad), y que se encuentran situados en los dos recintos interiores.


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