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Pinturas rupestres del Abrigo de las Olivanas
Pinturas rupestres
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Pinturas rupestres del Abrigo de las Olivanas. CiervoPinturas rupestres del Abrigo de las Olivanas. CiervoPinturas rupestres del Abrigo de las Olivanas.
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  • Forma parte del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
  • Se le conoce también con el nombre del Prado de las Olivanas.
  • Es de los más importantes de la sierra de Albarracín y aporta soluciones a algunos de los problemas cronológicos del arte levantino en general.
  • Sus pinturas fueron recogidas por el P. García en 1926 y publicadas en la misma fecha por Breuil y Obermaier con el nombre de abrigo de Tormón sin sacarles el debido partido por su empecinamiento en la datación paleolítica del arte levantino.
  • El friso está pintado sobre la arenisca triásica a lo largo de 9 metros y conteniendo 33 figuras en rojo vivo oscuro, en negro y, probablemente, en una primera fase blanca sobre la que se repintó en rojo.
  • De ser así tendríamos rojo sobre blanco, negro sobre rojo y, por consiguiente una cronología relativa de los tres colores.
  • Por otra parte también existen copias exactas de figuras en el mismo color u otro.
  • Describiendo el friso de izquierda a derecha tenemos en primer lugar un grupo de varias esquematizaciones humanas, una de ellas de apenas 3 centímetros de altura, dentro de una pequeña depresión de la pared, repitiéndose así la utilización de grietas como escondrijos, tal como ocurría en el Prado del Navazo. Esta minúscula figura es de color rojo carmín y las restantes de color rojo claro.
  • A la anterior le sigue una bellísima figura de color rojo vivo representando un ciervo de 36 centímetros de largo con nacientes astas que, como las pezuñas, se representan en perspectiva torcida; hacia él camina un arquero de 13 centímetros de altura, con sombrero alto y pecho triangular, cintura muy estrecha y piernas muy detalladas.
  • Más hacia la derecha hay un ciervo análogo al citado, tanto en color como en estilo y forma, pero con la zona delantera del cuello grabada.
  • El grupo central está dividido en tres fajas horizontales: la superior formada por cuatro animales vueltos hacia la izquierda, con cuerpo de cérvido, pero con atributos de bóvido, lo que indica claramente que fueron repintados; aquí la tinta visible es la negra, muy difuminada, con la línea de perfil muy marcada, cuernos semilunares y medidas entre 34 centímetros el mayor y 28 el más pequeño. Las patas delanteras abiertas para abrevar o pacer son propias de los ciervos, así como la delgadez de las extremidades y los cuartos traseros; por otra parte el perfilado y el modelado de la cabeza y el cuello y lo tenue de la tinta plana evidencian una sucesión de técnicas acomodadas a los modelos originales.
  • La zona intermedia es aún más interesante, pues se cubre con dos bellísimos toros, uno vuelto hacia la izquierda y el otro hacia la derecha y adosados, que responden a la técnica y características citadas con anterioridad, pero con una corrección del par de patas delantero que deja al animal con seis patas, unas que parecen las más antiguas en posición de reposo y las otras dos de marcha; las más modernas han sido reforzadas en sus extremos con color rojo castaño, circunstancia que se repite en las patas posteriores de 45 centímetros de largo.
  • Cola con cola se muestra otro toro del mismo estilo y pequeños cuernos semilunares que tiene una tercera pata delantera; ambos toros parecen tener un fondo rojizo artificial que se nota en el contorno, por lo que debe suponerse que fueron pintados en color rojo claro, repintados en negro y retocados posteriormente en rojo oscuro.
  • En la zona inferior del grupo central se observan dos hervíboros mal conservados en negro modelado y frente a ellos un arquero de color rojo castaño.
  • Debajo otras dos figuras humanas en color negro, incompletas, una de un hombre con un tridente en la mano y otra que podría ser una mujer, portando entre ambos un pequeño cuadrúpedo, escena muy interesante aunque no se ve con la suficiente claridad, pero sí lo suficiente para comprobar que el animal de rojo claro fuese pintado superpuesto a las dos figuras humanas, más pequeña la de la mujer y con falda corta.
  • En la parte derecha del abrigo hay también tres filas paralelas de figuras predominantemente animales.
  • Arriba una gran figura de toro negro de 60 centímetros de largo, de aspecto semejante a los del Navazo, cuerpo largo, cuernos ovalados junto con pezuñas en perspectiva torcida, acusado morrillo, perfilado fuerte y una tercera pata en el par delantero que denota un repintado que, por algunos detalles, parece de negro sobre rojo.
  • Inmediatamente delante hay un toro más pequeño y de otro estilo, con la cornamenta muy abierta, contorneado por una línea roja, salvo en la papada y las patas delanteras.
  • Junto a estos animales había un hombre del que se conservan solamente las piernas.
  • La fila intermedia contiene un bello toro negro, en el que se aprecian algunos toques de blanco que evidencian una superposición, y lo propio ocurre con un équido negro incompleto frente a él.
  • Más a la derecha un ciervo también negro y a sus dos lados restos de dos toros en silueta en color rojo y algunos restos de pintura.
  • En la fila inferior hay una decena de figuras blancas que no responden al estilo ni tamaño de las arcaicas de Albarracín; los demás animales son bóvidos, algunos con el cuerpo rayado verticalmente, aunque la defectuosa conservación impide precisar más sobre estas pequeñas figuras.
  • Por último, en el extremo del friso hay dos figuras en color rojo castaño de excepcional interés, separadas una de otra por una amplia zona sin pintar y no obstante formando escena; se trata de un gamo muerto, desplomado, con el cuello colgante y las patas flexionadas; hacia él y marchando a grandes zancadas, con los brazos caídos a lo largo del cuerpo, llevando en la mano un gran arco de una sola curva y un manojo de flechas, un garboso arquero que va a cobrar la pieza que ha matado. Se adorna con un sombrero de alta copa en la cabeza, del que se advierte una pequeña visera; se detallan la nariz saliente y la boca, con el cuerpo desnudo sobre el que se han tatuado o pintado líneas horizontales; no debe tratarse de vestiduras, pues se advierte claramente el sexo además del abombamiento del tórax y el vientre.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301