Castillo de Peña Bermeja. InicioWEB personal con 42.629 páginas, 186.021 imágenes
 Inicio 
 Sitios 
 Setas 
 Otras 
Sitios > Europa > Unión Europea > España > Castilla-La Mancha > Provincia de Guadalajara > Brihuega
Castillo de Peña Bermeja
Castillos y murallas
ImprimirInformaciónMandar
Castillo de Peña Bermeja. Castillo de Peña Bermeja. CementerioCastillo de Peña Bermeja. Ventana con restos de policromía en sus paredes
Castillo de Peña Bermeja. Castillo de Peña Bermeja. Castillo de Peña Bermeja. Plano
Castillo de Peña Bermeja. 1937Castillo de Peña Bermeja. Planta de la CapillaCastillo de Peña Bermeja. Foto antigua. Pinturas murales
Escucha este texto[Escucha este texto]
  • Se encuentra en el extremo sur, junto a la iglesia de Santa María.
  • A esta fortaleza medieval la llaman así porque tiene su basamenta sobre eminencia rocosa de tono rojizo, muy erosionada y socavada de pequeñas grutas.
  • Los árabes construyeron un castillete o torreón defensivo, que en la época del reino taifa de Toledo fue ampliado y llenado de comodidades, de tal modo que sirvió para que en él pasaran algunas temporadas el rey Almamún, su hija la princesa Elima, y el rey de Castilla Alfonso VI cuando todavía no era sino aspirante al trono.
  • Según se refiere en la Crónica de España escrita por Alfonso X el Sabio, el futuro monarca castellano Alfonso VI recibió en donación del musulmán la villa de bryuega.
  • El historiador y arzobispo Ximénez de Rada la denomina en su De Rebus Hispaniae como «Castrum Brioca».
  • Tras la toma de Toledo, en el año 1.085, el rey castellano otorgó Brihuega al arzobispo de la nueva sede, don Bernardo, y le concedió para siempre el señorío de la villa y castillo.
  • Los arzobispos toledanos pasaron aquí largas temporadas y periodos de descanso y celebraban concilios.
  • El arzobispo que más ayudó a Brihuega fué don Rodrigo Ximénez de Rada, gran político e historiador que tanto ayudó al engrandecimiento de Castilla durante los reinados de Alfonso VIII y Fernando III. A él se deben los más importantes monumentos religiosos de Brihuega, como las iglesias de San Felipe y Santa María, pudiendo añadir a la lista de sus iniciativas la de culminar el ya reconstruido castillo briocense con una capilla de corte gótico en la que tantas veces él mismo habría de celebrar los oficios religiosos.
  • Sufrió el cerco al que en 1.445 sometió a la villa el ejército del Rey de Navarra, que pretendía anexionarse esta población. Fue bravamente defendida por sus habitantes.
  • Todavía en 1.710, se dio aquí la gran batalla con la que terminó la Guerra de sucesión y el acceso de los Borbones al trono de España.
  • Sobre la primitiva alcazaba musulmana, se añadieron en el siglo XII estancias de estilo románico
  • Posteriormente, en el siglo XIII, se construyó la capilla en estilo gótico de transición.
  • Entrando por la puerta que existe junto a la iglesia de Santa María, el núcleo central del castillo consta de un espacio central, el más elevado, en el que hoy aparecen unas construcciones que debieron pertenecer a salones del palacio.
  • Delante, un amplio espacio abierto con restos de otras construcciones, que sirve de cementerio.
  • Adosado a este primitivo núcleo constructivo, existe un conjunto de edificaciones al norte, consistentes en una larga nave cubierta de bóveda de cañón, y que hoy se denomina y utiliza como capilla de la Vera Cruz, a la que se entra por sencilla puerta desde el prado de Santa María.
  • Desde el nivel superior se accede a la que fue capilla del castillo, y que es hoy la pieza artística más singular que en él se conserva. Es un espacio de dimensiones cuadradas, planta poligonal, con cinco lados, y que constituye un elegante espacio de arquitectura gótica inicial, obra de los primeros años del siglo XIII, tiene sus cubiertas formadas por arquerías apuntadas, ojivales, y en el ábside se abren tres ventanales esbeltos y apuntados, mostrando ménsulas de decoración vegetal, y claves en las bóvedas.
  • El patio de armas alberga la iglesia de Santa María de la Peña, soberbia obra gótica de transición, edificada en el siglo XIII y con posterioridad mejorada, así como las ruinas del que fuera convento franciscano de la reforma alcantarina.
  • Es de acceso libre en horario de domingos y festivos por la mañana, para cualquier otro día hay que contactar con el párroco de la iglesia de Santa Maía.
  • Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1.931.

Leyenda de la piedra bermeja

Hace muchos años, contaban nuestros abuelos, allá en tiempo de los moros, habí­a en Brihuega un hidalgo llamado D. Alonso de Medina. Era hombre de parcas rentas, pero viví­a muy feliz en su casa solariega junto a su bella hija, la más linda y preciosa doncella nacida jamás en la Alcarria, a la que las crónicas dieron en llamar Elisa.

Dedicaba mucho de su tiempo el hidalgo a narrar, no sin pizca de exageración, en alegres "tertulias -las mil batallas en las que su espada habí­a desmochado cabezas de moros, sus piernas escalado castillos o sus manos, arrancado pendones.

Poseí­a D. Alonso junto al Tajuña un huerto donde cultivaba amén de las rosas más bellas de la Alcarria, las más ricas hortalizas de esta vega. Allí­, en un recodo del rio, en un remanso escondido en el que crecí­an robustos chopos y cubrí­an algas y eneas, al abrigo de unas peñas que impedí­an las miradas indiscretas, tení­a la bella Elisa el lugar propicio para refrescar su hermosura en las aguas claras y cristalinas del Tajuña.

Todos los buenos mozos de Brihuega, que eran muchos, estaban prendidos de los encantos de la joven, no menos que los niños admirados de las proezas del hidalgo. Pero he aquí­ que en aquel entonces los moros eran dueños del castillo y su alcalde, llamado Abul, hombre de taimada cabeza, se enamoró de la doncella y quiso conseguir por la fuerza, lo que nunca podrí­a alcanzar de buen grado.

Contaban nuestros abuelos que cuando un dí­a la casta y bella Elisa se disponia a tomar un baño, abalanzose el taimado moro sobre ella, como bestia feroz sobre su presa. Rapidarnente respuesta de su sorpresa defendió con uñas y dientes su pureza. El moro Abul, ciego de rabia por el despecho hundió su puñal en el cuerpo hermoso que cayo abatido sobre una piedra que la sangre tiñó de color bermejo.

El moro Abul al ver la belleza muerta se arrojé al rio y es fama que el diablo se llevo su alma a los infiernos.

EI hidalgo D. Alonso murio de pena y los brihuegos recogieron aquelle piedra, teñida con Ia sangre de la bella, y la pusieron come piedra angular del castillo, que desde entonces se llamb "DE LA PIEDRA BERMEJA".

Jesús Simón Pardo en su libro "Estampas Briocenses" en 1987

Contadores
Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301