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Edificio del Marqués de Villamayor de Santiago
Edificio o casa, Siglo XX
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Edificio del Marqués de Villamayor de Santiago.
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  • Ubicado en la Gran Vía número 15, danto también a la Calle Caballero de Gracia número 7.
  • Este edificio de viviendas de lujo entre el Oratorio del Caballero de Gracia y el Casino Militar fue promovido por el marqués de Villamayor de Santiago según el proyecto diseñado en agosto de 1917 por un arquitecto poco conocido, Juan García Cascales, que aplicó en el mismo un lenguaje ecléctico de matriz neobarroca donde todavía perduran resonancias del particular modernismo madrileño, como se aprecia en los extraños capiteles vegetales que rematan las pilastras esquineras de los miradores o en los singulares frontones mixtilíneos con "peinetas" de medio punto que coronan los torreones de remate sobre aquéllos.
  • Dada la extensión del solar, que permitía plantear hasta cuatro grandes comercios con escaparate a Gran Vía y ocho menores en Caballero de Gracia, la distribución interior se realizó mediante un núcleo de comunicaciones verticales de concepto sorprendentemente moderno, con acceso por un único portal que desemboca en un vestíbulo central, con los ascensores de los propietarios, antes de bifurcarse para atender a dos escaleras de servicio con sus correspondientes montacargas; mientras que la apertura de nueve patios de luces permitió repartir en las plantas principal, tercera y cuarta hasta cuatro viviendas dos con fachada a la nueva avenida y otras dos dando a Caballero de Gracia, pero sólo tres en la segunda; con una distribución complejísima que faculta dar ventilación directa a todas las habitaciones, evitando las alcobas "a la italiana" tan frecuentes en otros edificios de la época.
  • Paradójicamente, esta distribución se expresa al exterior como si el inmueble fuese en realidad una sucesión de tres edificios similares separados por cadenas de almohadillado; cada uno con la habitual división tripartita en zócalo comercial, con el correspondiente apilastrado granítico para facilitar la creación de escaparates, rematado por balcones corridos sobre ménsulas que señalizan el tránsito al cuerpo principal, con un gran mirador central de fábrica flanqueado por dos columnas de balcones volados con barandillas de hierro, y el ático señalado por una leve línea de imposta sobre el que campea un torreón de remate en eje con el mirador antedicho; siendo más ancho el del edificio central para reforzar la jerarquía que establece en planta baja la presencia del portal. Sin embargo, este esquema no se repite en la fachada trasera, de un estilo más depurado, donde se reparten cuatro miradores de fábrica, con los dos centrales, que se prolongan en sendos torreones enlazados por un cuerpo saliente.
  • Este diseño singular planteó dificultades a la hora de obtener la licencia solicitada el 20 de enero de 1918, pues José López Sallaberry, Arquitecto Inspector de la Reforma Urbana, la denegó por superar la suma de los torreones la máxima anchura permitida, exigiendo que se eliminasen el central o los laterales, optando el marqués de Villamayor por renunciar a estos últimos, que no obstante fueron finalmente construidos según el diseño original, sin que conste en el expediente cuándo se autorizó la modificación. Los trabajos quedaron terminados en 20 de mayo de 1921, según figura en el certificado firmado por el propio García Cascales, pero la licencia de alquiler todavía se retrasó hasta el 8 de junio siguiente por tener que corregir algunas deficiencias técnicas detectadas por los inspectores municipales.
  • Sin embargo, ya en enero de ese mismo año había abierto en la planta baja la prestigiosa platería de López y Fernández, "joyeros de la Real Casa", uno de cuyos propietarios Manuel Fernández Aldao residía en el mismo edificio; pasando con el tiempo a llamarse Fernández Aldao antes de convertirse simplemente en Aldao, incluido en el catálogo de establecimientos comerciales a conservar, siendo uno de los pocos comercios que todavía se conservan en su emplazamiento original, aunque la decoración fue renovada en los años cincuenta del pasado siglo; mientras que en el local contiguo que en un principio ocupó la sociedad española de automóviles Chenard & Walcker se instaló Tapicerías Peña, que también permanece abierta. En cambio, han desaparecido la tienda de artículos deportivos American Store, la de cajas registradoras Krupp, y la zapatería Les Petits Suisses; así como la Compañía Hispano Americana de Electricidad, S.A., que estableció su oficina en uno de los pisos.
  • Afortunadamente, éste es uno de los escasos ejemplos de este tramo que no ha sufrido merma de sus elementos decorativos, más allá de las inevitables modificaciones en el zócalo comercial.
Fuente: monumentamadrid.es

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
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