El interior es completamente barroco debido a las transformaciones y rehabilitaciones que se hicieron en el siglo XVIII.
La iglesia fue importante en las celebraciones de la fiesta de Santiago en la que los representantes del ayuntamiento acudían a caballo precedidos de un heraldo con bandera.
Se trata de un templo construido en ladrillo.
Originalmente de traza exterior románico-mudéjar.
Las reformas emprendidas en la misma entre 1951 y 1965 dirigidas por el arquitecto vallisoletano Anselmo Arenillas, cambiaron por completo su aspecto exterior, hasta el punto de que algunos autores, como el profesor José Ramón Nieto, afirman que "tal fue la intervención arquitectónica llevada a cabo en los años cincuenta de este siglo que prácticamente nada se conserva de lo antiguo", indicando que Arenillas "inventó un nuevo edificio tras eliminar la torre, cambiar los accesos, rehacer los ábsides y las paredes internas y externas, levantar un nuevo cimborrio y una espadaña de piedra, etc. Al observar la obra final apenas se aprecian restos de la iglesia anterior.".