Necrópolis ibérica de la Noria. InicioWEB personal con 42.629 páginas, 186.021 imágenes
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Necrópolis ibérica de la Noria
Cementerios, Ibero
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Necrópolis ibérica de la Noria. Ajuar del foso. Vaso Cruz del Negro, platos y cuchillo afalcatado. Museo Ibero de JaénNecrópolis ibérica de la Noria. Ajuar de la tumba central. Vaso Cruz del Negro, plato, brasero y jarra de bronce. Museo Ibero de JaénNecrópolis ibérica de la Noria. Ofrendas del foso. Plato, collar de bronce con arandelas de fayenza, anillo de bronce, fusayolas, anillo de oro, cerámica pintada. Museo Ibero de Jaén
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  • La necrópolis ibérica de la Noria está situada al SE del casco urbano del municipio y cuenta con una superficie de 4 ha.
  • Durante los años 2009 y 2010 el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica (Universidad de Jaén) llevó a cabo campañas de excavación en las que se documentaron la mayor parte de las estructuras funerarias junto con sus correspondientes ajuares.
  • La necrópolis de la Noria responde a un modelo de paisaje funerario tumular, en el que se han excavado arqueológicamente un total de ocho túmulos y 35 tumbas.
  • Del mismo modo, se constata con casi total seguridad que existan otros tres túmulos más que por el momento no se han intervenido.
  • Los túmulos se configuran con arcillas de color blanco que componen el tambor central, en general muy deteriorado por la intervención de la maquinaria que allanó el terreno para una promoción privada de casas adosadas, de tal modo que en superficie quedaron demarcadas por tierra blanca los tambores de los túmulos y por tierra anaranjada las estructura sub-rectangulares de las tumbas, sin que por el momento se pueda saber si estas tenían una estructura superior sobre ellas o quedaban ocultas por una capa de arcilla blanca, semejante a la que componía el tambor del túmulo, que imposibilitaba su reconocimiento.
  • Una característica de los túmulos de La Noria es que, alrededor de cada uno de ellos se practicó un foso que puede alcanzar en algunos casos hasta 1 metro de profundidad y un ancho medio variable según los casos y que va desde el los 0,50 metros del foso H o G y los más de 4 metros que alcanza en algunos puntos el Foso C. Estos fosos definieron el perímetro del circulo tumular y marcaron el cilindro que conformó el tambor; además, fueron rellenados con tierra anaranjada, conformando una peculiar imagen en planta caracterizada por el circulo de tierra de base blanca y la circunferencia que rodeaba el núcleo de túmulo con la tierra anaranjada.
  • Se han documentado diferentes tipos de estructuras funerarias: tumbas de pozo con ritual in bustum, enterramientos en fosa con ritual en urna, enterramientos en pequeña fosa con ritual y enterramientos en fosa.
  • También durante los trabajos de excavación arqueológica se documentaron estructuras no funerarias que contenían restos de cenizas y carbones sin presencia de restos óseos, incluso fosas en las que se ocultaron elementos de ajuar.
  • La mayor parte de las estructuras se adscriben a época ibérica, al siglo VI a.C.-V (fase I), definida por enterramientos asociados a incineraciones. No obstante, se documentan una serie de estructuras de época romana (fase II) y alguna de época contemporánea (fase III) que han afectado parte de la necrópolis.
  • En La Noria los objetos exóticos se distribuían por todas las tumbas de la necrópolis y regía una distribución espacial de las tumbas al menos por género, lo que lleva a proponer también aquí la existencia de relaciones de parentesco dominantes, a pesar de que había una mayor grado de jerarquía en la tipología constructiva de las tumbas al existir enterramientos bajo túmulo, con diferentes tamaños y posición en el espacio, y enterramientos fuera de ellos. Es decir, primaban las diferencias de género sobre las de clase, pero estas ya se comenzaban a hacer notar. Ello se observa por el papel jerarquizado de un núcleo familiar, cabeza del linaje de la Noria, que se enterró en los túmulos C y E, y que expresaba su poder no solamente por la estructura constructiva de la tumba, sino además por la concentración de determinados materiales ligados a rituales de libación, que no se repetían en las tumbas exteriores a los túmulos y ni siquiera como equipamiento completo (vaso contenedor-vaso receptor del líquido) en otros túmulos próximos, además de por la recepción de ofrendas en el foso que delimitaba la parte elevada del túmulo.
  • La tumba central del túmulo C, el más grande de la necrópolis, fue la siguiente: Se ocupó por primera vez con la deposición de los restos posiblemente de una mujer cuya edad no se puede determinar, después se remodeló la tumba construyendo un refuerzo interior con adobe y se reutilizó con la cremación “in bustum” de los restos de una mujer adulta cuyas cenizas, una vez cubiertas de tierra, recibieron la deposición de un rico ajuar en el que destacaba un brasero y una jarra de bronce para ritos de libación.
  • La tumba central de túmulo E, por el contrario, era un cenotafio en la que sin embargo se practicó un ritual de cremación completo sin cadáver. A pesar de esta ausencia, en el foso del túmulo se hicieron también ofrendas: varias mandíbulas de vaca, un juego de libación, que, igual que en el túmulo C, lo componía un ánfora y un brasero y varios enterramientos.
  • Cabe interpretar este conjunto de restos como la expresión del enterramiento de un matrimonio en dos túmulos distintos, que además habían conectados sus fosos a través de un corredor, para remarcar la profunda relación que existía entre sus miembros, sin embargo la ausencia del hombre, hizo que el túmulo C, con las dos mujeres, fuera el que caracterizara la legitimidad dinástica del linaje. No conviene olvidar la presencia en el ajuar funerario de la mujer adulta de la jarra y el brasero de bronce para la libación. Se trata de una práctica de la diosa ante el héroe. Es posible que se esté asistiendo en la Noria a uno de los primeros casos en que la mujer aristocrática asumía funciones de la divinidad y se convertía en mediadora de esta.

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Página confeccionada por Francisco Miguel Merino Laguna
Ver 2-20042301