[Escucha este texto]- Las Murallas Islámicas de Elche se enmarcan en la delimitación que hicieron los almohades para fortificar los alrededores de su primera alcazaba, que se convertiría en el Palacio de Altamira en época feudal, y que llevó pareja la construcción de sus diversas torres.
- Los datos arqueológicos han permitido confirmar el origen del recinto amurallado en la segunda mitad del siglo X y el primer tercio del siglo XI.
- Pero será en la segunda mitad del siglo XII, bajo el gobierno del rey de Murcia, Ibn Mardanïs, cuando las murallas de "Madinat Ils" (Elche) alcancen su apogeo con una profunda remodelación reforzando todo el recinto amurallado, que se ha constatado en las excavaciones de Casas de Madre de Dios o en la Torre Cova, además de construir una gran torre exenta de tapial - base de la actual torre del homenaje del alcázar-, los torreones del Duque y la Casa Peñaque, que reforzaron todo el recinto amurallado defensivo y además, una puerta monumental en recodo, con un arco de medio punto en ladrillo, enmarcado por un alfiz a soga y tizón, de unos 8 metros de altura y 3,40 metros de anchura, defendida por la torre del homenaje, que servía de acceso a la ciudadela desde el cauce del río (López Seguí, et alli,2004).
- Con la conquista cristiana, se documentan algunas modificaciones puntuales en un recinto cuya configuración no variará de manera significativa bajo el dominio de la cruz, La Puerta del Río será inutilizada, convirtiendo la zona en el alcázar señorial que actualmente conocemos como el Castillo-Palacio de Altamira. Algunas defensas se añaden al sistema defensivo de la ciudad, como la Torre Traspalacio, construida en tapial de mampostería, y otras, como el lienzo junto a la Torre Cova, son reparadas con bolaños para mantener su función de defensa (López Seguí, et alli,2004). Estas reparaciones se inician en el año 1.284, cuando doña Beatriz, viuda del infante don Juan Manuel, destinaría anualmente 600 maravedís procedentes de las rentas de la tahurería para la reparación y mantenimiento de las murallas. Además, se dispondrá de un enorme foso alrededor de la fortificación, documentado en la excavación realizada en Casas de la Madre de Dios.
- En el año 1.621, una crónica del historiador Cristóbal Sanz hace una descripción detallada de todo el recinto amurallado y de las torres, indicando de manera bastante precisa su recorrido y características. Según Sanz, la cerca de la ciudadela, almenada y construida en tapial, tenía un perímetro de mil cuatrocientos pasos y estaba dotada de barbacana y foso. La describe como una de las murallas más grandes del reino, con ocho grandes torreones más dieciséis torres pequeñas, a las que hay que sumar las ocho de la barbacana. Un total de 32 torres, entre las que destaca La Calahorra.
- Aunque la mayor parte de las murallas que formaban el recinto musulmán ha desaparecido, todavía pueden rastrearse algunos restos repartidos por la ciudad.
- Por un lado, las torres que han pasado a formar parte del entramado urbano actual, algunas algo camufladas, como la Torre del Concejo, o la Torre de Santa Bárbara, o la Torre de Santa Lucía, o la Torre de la Calahorra, o la Torre Cova, o la Torre de Ressemblanch, la que mejor conserva sus trazas originales.
- Para llevarse una impresión completa de la antigua muralla habrá que buscar los "retales" de la misma en diferentes localizaciones, como el tapial de mortero de cal en la confluencia de la Calle Fatxo y la Diagonal; el tramo integrado en el actual edificio del Ayuntamiento y que mira a la Plaza de Baix o el perfil existente, de dimensiones considerables, en las Casas de la Madre de Dios.
- Otros restos de torres quedan enmascarados por las construcciones urbanas de la ciudad y hacen referencia, según la documentación existente, a los restos escasos de las siguientes torres: Torre Vill , Torre Santi, Torre Get, Torre de Casa Peña, Torre Cotí, Torre Vetlla, Torre de Oco, Torre de Guardamar y Torre de la Vela.
- Además de los restos visibles en las cercanías de La Calahorra y del Palacio de Altamira, todavía quedan numerosos restos en la ladera que mira al Río Vinalopó, en el Parque Municipal de la localidad al lado del citado palacio.
- La mayoría de los restos de la muralla han desaparecido por las construcciones modernas de la ciudad y que en su momento, sobre todo durante el siglo XIX, no fueron respetadas, la mayoría por su mal estado de conservación.
- El recinto amurallado era sólo vulnerable en las dos puertas principales de la ciudadela; la Puerta Lucentina o de Alicante, que se situaba al este del recinto, defendida por la torre avanzada de La Calahorra, en el camino hacia "Madinat Laqant" (Alicante) y frente a los Baños Árabes ubicados en los sótanos del actual Convento de Santa Lucía. La otra puerta estaba situada en el frete sur, y se denominaba Puerta del Conell o Puerta de Orihuela, en la calle Corredera, en las cercanías de la Torre de la Calendura, zona que actualmente ocupan las dependencias de la Tesorería del Ayuntamiento de Elche. Además, se conocen la existencia de varios portillos practicados en la muralla a lo largo del tiempo, como el situado cerca del Molino del Alcázar, o el denominado Portal Nou o de la Lonja, detectado en la documentación de la mitad del siglo XV (Hinojosa Montalvo,1992).
- También se han conservado dos acueductos relacionados con la muralla, el Acueducto del Río Vinalopó y el Acueducto de la Puerta de Guardamar.
Fuente; http://guiacastillosalicante.blogspot.com
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