Su origen se remonta a una pequeña ermita levantada entre 1550 y 1576 por los alarifes Gregorio y Domingo Ruiz, tutelada entonces por la Real Abadía de Alcalá la Real.
Tiene dos torres, la de la derecha es un mirador abierto de finas columnas y arcos de medio punto. Ambas torres tienen cubierta a cuatro aguas de teja.