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Historia de Sigüenza
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Historia de Sigüenza
  • Tradicionalmente se ha aceptado que la más remota Sigüenza debió residir en el Cerro de Villavieja, frente a la ciudad actual y al otro lado del río, aunque parece más creíble que estuviera en el cercano Cerro del Mirón más extenso, más idóneo y donde se han encontrado vestigios de la Edad del Hierro.
  • Según en Plinio, quien consideraba a Sigüenza una de las seis ciudades arévacas más importantes.
  • La Sigüenza romana descendió hacia la vega y el núcleo central de la ciudad cabría situarlo en el actual paseo de la Alameda; entonces era importante centro de comunicaciones.
  • En época visigoda la población crecería en torno a lo que hoy es la Iglesia de Ntra. Sra. de los Huertos, desplazándose a finales del siglo IV y principios del V hacia el Paseo de las Cruces; es en estos momentos cuando comienza la construcción de un nuevo templo.
  • La Sigüenza visigoda está presente en el concilio de Toledo (año 589) mediante la figura de su obispo Protógenes y ya podemos hablar del levantamiento de la iglesia de los Huertos como centro de la ciudad romana
  • Al sur, en lo más alto del cerro (el actual castillo) se levantaba una torre de vigilancia.
  • La Sigüenza árabe asentará su ubicación principal en el castillo, transformándose en una medina, aunque se permitió continuar a los cristianos conservando su religión y sus templos, bien dispersos en mozarabías, probablemente éstas en torno a la Sigüenza baja, entre los huertos.
  • Durante el dominio musulmán, mientras la frontera estuvo al norte del Sistema Central, quedó la ciudad reducida a una población estancada dependiente de Medinaceli.
  • Don Bernardo de Agen, obispo de Sigüenza desde 1121, en que se restituyó la sede episcopal, reconquista la ciudad en 1123 y se aloja en los restos de la iglesia de los Huertos, reedificándola y amurallándola.
  • El 7 de mayo de 1146, Alfonso VII concederá a Don Bernardo el señorío sobre la Sigüenza superior y su castillo. A partir de entonces, el burgo superior y el inferior son una misma villa, un mismo concejo y tiene un mismo juez.
  • Su sucesor en el pontificado será don Pedro de Leucata, el impulsor de la obra de una catedral fortificada a medio camino entre las dos Sigüenzas, en su actual emplazamiento.
  • Hacia ella se acercan los habitantes de la parte inferior, quedando ésta totalmente despoblada en el siglo XIII.
  • Así pues, en el siglo XII existen dos núcleos de población, unos en torno a la alcazaba y en otro en torno a la catedral.
  • El núcleo alto crece y bajo el episcopado de Don Cerebruno, que en 1167 promocionará al azorbispado de Toledo, se construyen las iglesias de Santiago y San Vicente.
  • En la prelatura del heredero de la mitra, Don Joscelino, se inaugura la nueva catedral, por supuesto inconclusa. En torno a ella asienta un grupo episcopal y hacia él se prolongarán las calles superiores, llegando a alcanzarla a mediados del siglo XVI.
  • En estos momentos, la ciudad, abrazada por murallas que crecen abarcando extensiones más amplias, es mercado conocido, máxime a partir de 1320 en que se le concederá la celebración de una feria anual de quince días de duración alrededor de la fiesta de Sta. María de mediado de agosto.
  • La judería se instala cercana a su sinagoga, próxima a la Calle de San Vicente, con importante actividad artesanal; también se alberga una población campesina que cultiva sus tierras.
  • En la Edad Media, Sigüenza es propiamente ciudad; responde a las características formales y funcionales de la ciudad medieval.
  • A principios del siglo XV, en 1412, Juan II dispone que los judíos vivan apartados de los cristianos. La judería seguntina, esparcida entre la calle de San Vicente, Travesaña baja y cercanías de la puerta del Hierro, viene a concentrarse extramuros de una muralla aunque protegidos por otra, en torno a esta puerta si bien hubo quien optó por la conversión al cristianismo permaneciendo en su lugar. El mercado, que se venía celebrando alrededor de este sector, se trasladará a una plaza nueva, la actual plazuela de la Cárcel.
  • En 1445, los seguntinos desventurados encontrarán alivio a sus desgracias físicas y morales en el nuevo hospital, el de San Mateo, con otro aire más técnico que el antiguo Ntra. Sra. de la Estrella, que subsistirá aunque como asilo. Andando el tiempo, el nuevo hospital será notable con la integración en él de otro contemporáneo, el de Ntra. Sra. de los Remedios.
  • La prelatura del cardenal Mendoza (1467-1495) es memorable, pues para el buen gobierno de la diócesis sitúa a hombres de su confianza de la talla del futuro cardenal Cisneros o de Juan López de Medina.
  • Este ultimo consigue que en 1476 se erijan en monasterio y casa contigua de estudios donde estudiar teología, cánones y artes; es el Colegio Grande de San Antonio de Portaceli elevado a Universidad a partir del 30 de abril de 1489.
  • Los seguntinos de finales de siglo contemplan el derribo de la muralla que separa la ciudad de la catedral y ante ésta se abre la importante plaza Mayor que se convierte en 1494 -dos años después de la expulsión de los judíos- en la plaza de Mercado.
  • La traída de aguas a la ciudad ya es un hecho con la construcción de un acueducto.
  • No menos próspero será el episcopado de don Fadrique de Portugal (1512-1532). Alrededor de su regencia se reedifica Ntra Sra de los Huertos y se termina la ermita de San Roque (1537) cuando la ciudad, rodeada y protegida por nuevas murallas, acoge amplias calles (Guadalajara, del Seminario, Medina, de la Yedra) cercanas a la catedral soberbia que se ha abierto definitivamente con el derribo de la muralla que se levantaba ante la fachada principal.
  • Fuera de la muralla, hacia poniente, creció de forma importante el arrabal, formándose las calles de San Lázaro y Bajada del portal Mayor, hacia los Tintes.
  • Durante el siglo XVII continuó la actividad cultural con la fundación del pequeño Colegio de San Martín (1618) por el racionero Dr. D. Juan Domínguez; se trasladaría la Universidad a su definitiva ubicación cuando había aumentado en otras dos (Leyes y Medicina) sus Facultades; el Seminario, lejos de ser el importante edificio que hoy conserva, comenzaría su andadura, ambas obras impulsadas por don Bartolomé Santos de Risoba durante su obispado (1650-1657).
  • También bajo la fuerza emprededora de la mitra vive Sigüenza su Ilustración. Obispos son los que van dejando su impronta en obras provechosa para sus habitantes, como don Francisco Díaz Santos Bullón. Que culmina el seminario viejo; don José Patricio de la Cuesta y Velarde, que funda un lugar de acogida como es la Real Casa de Enseñanza y Misericordia, para que los desventurados se instruyan y ocupen en labores artesanales, obra continuada de forma importante por su sucesor don Francisco Delgado Venegas quien además cerrará el atrio catedralicio con verjas y puertas en consonancia con el templo.
  • Heredero de éste en la silla episcopal será don Juan Díaz de la Guerra, personaje consagrado al proceso de su diócesis y, en particular, al de su capital. Bajo su regencia se construye el flamante barrio de San Roque, ejemplo de urbanismo ilustrado que deja por los siglos el trazado perfecto de la Sigüenza dieciochesca, en el que se integrará otra de sus mejores obras, el Palacio de Infantes, además de un cuartel destinado a un regimiento de tropa suiza cuya ocupación no prosperó, y un amplísimo parador.
  • Inicia también la fábrica de la Iglesia de Santa María y, en el extrarradio -a 3km-, cerca la magnifica "huerta del obispo", en la que plantara árboles de todo tipo para favorecer ciertas industrias que el clima interrumpe. En sus últimos años, enfermo no sólo en lo físico, acabará renunciando al Señorío cuya dejación el Rey admite.
  • Con su sucesor, don Pedro Inocencia Vejarano, el barrio que construyera Díaz de la Guerra viene a completarse de forma brillante, pues bajo su pontificado se inaugura la ermita de San Roque y el paseo de la Alameda, recinto de esparcimiento para el pueblo.
  • Por su influencia vienen a Sigüenza las Religiosas Ursulinas, cuya presencia tanto bien han hecho, sobre todo en el ámbito educativo femenino. Estamos ya en los comienzos del siglo XIX y la actividad episcopal se refleja materialmente en la terminación de la parroquia de Santa María por obra y gracia de don Manuel Fraile y García, durante cuya prelatura SS. MM. don Fernando VII y doña María Josefa Amalia visitan la ciudad -en agosto de 1826- alojándose en su castillo, en cuyas cercanías, las Travesañas, verá años más tarde Pascual Madoz la actividad bulliciosa por hallarse en una infinidad de tiendas.
  • El penúltimo impuso de Sigüenza podría fecharse a mediados del siglo XIX con la llegada del ferrocarril -la estación estaba construida en 1860- pero, la facilidad para relacionarse con Guadalajara y Soria, e incluso Madrid y Zaragoza, se ha apuntado como la causa que le hizo perder la capitalidad comercial, sumada a la construcción de carreteras que redundaron en lo mismo.
  • En 1885, tenía una fábrica de bebidas gaseosas, dos de curtidos, dos de chocolates, una de harinas, cinco molinos harineros, dos fábricas de hilados de lana, una de hilados y tejidos, las Salinas de Imón y de la Olmeda, cuatro fábricas de teja y un horno de yeso.
  • Era la capital industrial de una ciudad en la que seguían celebrándose dos mercados semanales, miércoles y sábados, y ferias de ganado por San Isidro y San Francisco; en la que se realizaban transacciones cercanas a las 3.500 cabezas, respectivamente, de ganado vacuno, mulas y caballos.
  • Tras el penoso incidente de la contienda, la Sigüenza del franquismo, andando el tiempo, será estudiantil y veraniega, antes que turística. La población escolar, con varios internados, llegó a superar las dos mil almas, incluyéndose la Escuela de Magisterio de la que tan buenos profesionales salieron con destino a los puntos mas dispares de la península.
  • La ciudad siguió creciendo en torno a las huertas con grandes urbanizaciones y proliferaron hoteles para uso en la temporada de verano.
  • La presencia eclesial, como sede episcopal que es, mantenía su importancia.
  • El último hito bien puede datarse en fechas de la transición política española con la conversión de las ruinas del alcázar en un magnifico Parador Nacional de Turismo, perteneciente a la red estatal. Desde entonces, menguada de estudiantes aunque todavía en número considerable, el turismo es el motor de una ciudad situada a una hora y media de Madrid o de Zaragoza, con carreteras excelentes, sin olvidar el esfuerzo de algunos empresarios en crear empleo estable en sus fábricas y negocios.