La primera construcción fue un humilladero situado en el paraje de Prado Viejo, al cual acudían los pastores, pero a raíz de un milagro acaecido a uno de ellos levantaron la ermita actual, que data de 1660, más cercana a la población y próxima a las alamedas.
En su interior destacan las pinturas de la cúpula, la reja churrigueresca del siglo XVIII así como la baranda del coro.
Posee dos puertas, siendo la orientada hacia el paseo la principal. En ella se venera la imagen del Santísimo Cristo del Prado en cuyo honor se celebran las Ferias y Fiestas del mes de septiembre.
En los terrenos anexos se ha construido la residencia de ancianos.