Fue mandada construir por don Hernando de Aragón para recoger los cuerpos de sus sirvientes, siendo inaugurada el 4 de agosto de 1557.
La capilla fue reformada en 1762 por la baronesa de Sangarren, con lo que se perdió el retablo renacentista original con las pinturas que Jerónimo Cósida había realizado en 1552.
La portada no tiene ningún elemento decorativo, siendo en arco apuntado, tal como lo eran las primeras capillas de la Catedral.
La capilla todavía está cerrada con la reja renacentista original realizada por Guillén de Trujarón en 1556.
El interior está cubierto con una bóveda de crucería, con las armas de don Hernando de Aragón en las ménsulas que la soportan.
Durante la reforma del siglo XVIII se introdujo una linterna en el centro.
El retablo actual es de transición entre el Barroco y el Neoclasicismo; en él destacan, en la parte central, la imagen de San Benito, atribuida a José Ramírez de Arellano, y en el ático, una figura de San Cristóbal, atribuida al taller del mismo autor.