Fue construido en el siglo XVI y fue propiedad de los Vizcondes de Garcigrande desde el siglo XVI hasta 1898.
Sus elementos más destacados son la portada renacentista, la fachada
plateresca y las ventanas en el chaflán, que no existen en ningún otro
edificio de la ciudad.
Destaca la galería superior y unas originales ventanas en esquina.