La frase viene de un castigo de la inquisición por adulterio que se hacía en el siglo XVI.
Aparece en la obra Ciudades del Mundo del siglo XVI, en su lámina El cortejo del escarnio público: Cornudo y apaleado. Editado por el clérigo alemán Georg Braum, desde 1572 a 1617. En él se ilustra a vista de pájaro las ciudades más importantes de Europa, la forma de vestir de sus vecinos y anécdotas que encontraba el viajero.
En este caso observamos la ciudad de Sevilla, con sus atarazanas, En ella se presencia el viejo dicho español de "cornudo y apaleao".
Dicho refrán viene dado por el siguiente hecho: Existía en algunos matrimonios, la costumbre de ofrecer a la mujer en servicios sexuales y así conseguir un dinero. Para ello se servían de una alcahueta o celestina, que le proporcionaba los clientes, Tal delito era castigado con escarnio público, siendo paseados por la ciudad del siguiente modo: La celestina encabezaba el cortejo untada de miel para que le atacaran los insectos. Le seguía el marido, al que le ataban unas ramas de árbol en la cabeza, a modo de cuernos, y la mujer iba dándole golpes con un palo al marido.
De ahí cornudo y apalcao." El alguacil, anunciaba con la corneta el cortejo, para risa y burla del vecindario. El último en desfilar el cliente, que iba a caballo.