En el patio de las almazaras de aceite se situaban los trojes o algorines.
Eran compartimentos formados por tabiques de ladrillo o madera, de suelo impermeable, contiguos y situados algo en pendiente, para recoger en uno de sus extremos, a través de una canaleta, el alpechín.
En ellos se acumulaba la aceituna que iba entrando en la almazara, en espera de la molienda.
Cuando la aceituna iba a permanecer poco tiempo almacenada, los trojes se hacían descubiertos.