Las casas de postas eran el servicio de correos de tiempos pasados.
Eran
emplazadas en los caminos principales, distanciadas entre sí unos 20
km. donde había un conjunto de caballerías preparadas para que los
correos y los viajeros pudieran cambiar de montura y seguir viaje, sin
tener que detenerse para el descanso de las caballerías fatigadas.
Con
este sistema se acortaba el tiempo del viaje y de entrega de la
correspondencia. Un jinete a caballo podía recorrer al día unos 50 o 60
km, mientras que con postas, se solía llegar a 150 o 200 km. diarios.
Se inició en tiempos de los Reyes Católicos y al principio era un servicio exclusivo del rey.
A principios del siglo XVI, el Rey Felipe I el Hermoso, creó el oficio de Maestro mayor de hostes, postas y correos de su real corte, reinos y señoríos y quedó reglado el servicio de postas para el transporte rápido del correo y viajes de altos cargos.
En los siglos siguientes este sistema se fue ampliando a toda la geografía española.
Hasta bien entrado el siglo XIX era la única forma de viajar con cierta rapidez en España.
La Casa de Postas se organizaba normalmente alrededor de un patio central donde existía una fuente y un pozo para el alivio de sed de hombres y animales. En el edificio principal se alojaban los viajeros y había establos para las caballerías.