Está formado por tres brazos en espiral unidos en un punto central.
Este símbolo era propio de los Druidas celtas, ya que era sagrado y hace referencia al número tres, muy importante dentro de la cultura celta.
Este talismán significa evolución, aprendizaje y crecimiento constante, pero también simboliza el equilibrio entre el cuerpo, la conciencia y el espíritu.
En la Cueva del Yedrón en la Sierra de Jaén hay tallado uno.