La estructura de la hornacina es un pequeño hueco rectangular con marco de madera y cerrado con puerta de cristal.
El Cristo crucificado, que presenta unas proporciones poco armoniosas, tiene desde 1950 un enorme faldellín de seda blanco con fleco dorado.
El origen de esta hornacina hay que buscarlo, a falta de documentación escrita, en la tradición oral que relata cómo durante una gran tormenta, en fecha desconocida, bajaba una gran cantidad de agua que arrastraba la imagen del Cristo.
Ésta se detuvo a la puerta de la casa donde se halla la hornacina, a pesar de la pendiente de la calle y de la fuerza de la corriente y fue recogida por los entonces propietarios de la casa, que la colocaron piadosamente en una hornacina.