Algún gamberro la decapitó, y la escuela de Bellas Artes la restauró primero en piedra y tan sólo dos meses después, la volvierón a decapitarla, quedaba sólo su pedestal como un monumento al incivismo, hasta que de nuevo, la Escuela de Arte José Nogué, a través de su alumnado, la rehecho, pero esta vez en aluminio.
La actual escultura, fiel réplica de la original, posee una base de unos 200 kilos de peso aproximados y ha sido confeccionada en aluminio.