En siglo XVI, debido al auge del comercio había la necesidad de un espacio amplio donde comerciar, naciendo sus lonjas que se alzan en la plaza acompañando a las dos torres majestuosas.
Sus tres lonjas, la Lonja del Corregidor o de Santo Domingo, la Lonja de la Regatería y la Lonja del Alhorí, siendo arquitectura civil del gótico, están muy bien conservadas, junto con el arco de Zapatería que da acceso a las Ruinas del Castillo.