Con nueve balcones de forja y huecos de arco rebajado de ladrillo rojo.
El ladrillo es empleado como ornamento tanto para el dintel, como para el alero volado de la cubierta, que en este caso es una azotea.
Tiene cuatro alturas y azotea.
En sus bajos estuvo ubicado el Café España. A principios del siglo XX fue reformado y ampliado por Antonio Merlo. Acogió un espectacular café parisino donde iban ilustres como Alfredo Cazabán.
Por su estado de ruina hoy se encuentra tapado por una lona con una foto de la Catedral.
Edificio decimonónico y desornamentado, testigo mudo de la visita a Jaén de la Reina Isabel II, que en 1912, ya en manos de Enrique Cañada Pérez (artista, docente y fotógrafo de afición), fue reformado y ampliado por Antonio Merlo. De ahí le vino el ladrillo policromo, la cerámica vidriada, los vuelos curvos, las barandillas de pletina y la terraza.
Los balcones curvos tan singulares de este edificio fueron cortados a radial antes de ser cubierta la fachada con una lona, una auténtica barbaridad.